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Hay tres tipos de objetivos: a corto, medio y largo plazo. Necesitas que los tres trabajen juntos para alcanzar tu objetivo final. Tus objetivos del día a día, de la semana y del mes, tienen que estar en consonancia con tu objetivo final para que puedas alcanzarlo en el tiempo que te has propuesto.
Si intentas convertirlo en un objetivo a corto plazo, no lo vas a cumplir; te vas a sentir agotado por haberlo intentado y luego te sentirás mal por haber fracasado. Pero si te lo planteas como un objetivo a largo plazo, se convierte en algo realista y posible. Así que tienes que hacerte una pregunta fija para establecer tus golas a corto y medio plazo: ¿Dónde me entreno? ¿Cómo lo haré? ¿Quién puede entrenarme? ¿Cuánto tiempo necesito para prepararme? Cada una de estas preguntas te ayudará a saber qué necesitas para alcanzar tu objetivo a largo plazo.
Como director de empresa, forma parte de su trabajo planificar el futuro de su negocio y establecer las metas y objetivos que le gustaría que su empresa alcanzara. El establecimiento efectivo de objetivos le ayudará a planificar y controlar su negocio de forma más eficiente, mejorando sus posibilidades de éxito y rentabilidad.
Tradicionalmente, las descripciones de los puestos de trabajo de los empleados se han centrado en las funciones o actividades relacionadas con roles específicos dentro de un negocio o empresa. Esto puede ser especialmente útil a la hora de formar a nuevos miembros del personal y de establecer sus tareas diarias, semanales y mensuales.
Para ayudarle a planificar su negocio de forma más eficaz, y para transmitir esos planes de forma clara y concisa a sus empleados, es importante que su equipo piense en los resultados que fueron contratados para lograr para su negocio, en lugar de simplemente en las funciones que se espera que realicen.
Contar con un equipo que se dedique a alcanzar una serie de objetivos diseñados para ayudar a mejorar su negocio será mucho más beneficioso para su empresa que tener un personal que se limite a cumplir las funciones.
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Una meta es una idea del futuro o resultado deseado que una persona o un grupo de personas visualizan, planifican y se comprometen a alcanzar[1] Las personas se esfuerzan por alcanzar las metas en un tiempo finito estableciendo plazos.
La teoría de la fijación de objetivos se formuló sobre la base de investigaciones empíricas y ha sido calificada como una de las teorías más importantes de la psicología organizativa[2]. Edwin A. Locke y Gary P. Latham, los padres de la teoría de la fijación de objetivos, ofrecieron en 2002 una revisión exhaustiva de los principales hallazgos de la teoría[3]. [3] En resumen, Locke y Latham descubrieron que los objetivos específicos y difíciles conducen a un mayor rendimiento que los objetivos fáciles o las instrucciones de «hacerlo lo mejor posible», siempre y cuando se proporcione información sobre el progreso, la persona esté comprometida con el objetivo y tenga la capacidad y los conocimientos para realizar la tarea[4].
No quiero decir que siempre tengas que estar haciendo algo que te acerque a uno de tus objetivos; todos necesitamos momentos en los que podamos simplemente disfrutar del presente y no preocuparnos por si estamos haciendo algún tipo de progreso.
Sean cuales sean los objetivos de tu empresa, no te limites a lo que estás acostumbrado o a lo que otros en tu sector han conseguido o intentado. Piensa en el impacto a largo plazo que quieres conseguir con tu empresa.
Y los pasos que des para alcanzar un tipo de objetivo (financiero, profesional o de salud y forma física, por ejemplo) influirán e incluso pueden cambiar los objetivos que te propongas en otras áreas (como los objetivos espirituales, sociales o intelectuales).