¿Cómo recuperarse de un ictus cerebral?

¿Cómo recuperarse de un ictus cerebral?

El ictus es la interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro debido a que un vaso sanguíneo se ha roto o ha quedado taponado. Cuando esto ocurre, la sangre no llega a una determinada zona del cerebro, de modo que las células nerviosas afectadas no reciben oxígeno y mueren. De ahí, la importancia de actuar con la máxima rapidez.

Causas del ictus cerebral

  • Ictus por arteriosclerosis. La arteriosclerosis es una inflamación crónica de las arterias que provoca un endurecimiento y acumulación de placas de colesterol (placas de ateroma) en sus paredes, lo que favorece la formación de trombos. El ictus puede producirse por un trombo originado en una arteria cerebral o bien en cualquier otra arteria y que llegue al cerebro. Los trombos también pueden formarse en vasos más pequeños, lo que ocasiona pequeños infartos cerebrales.
  • Ictus cardioembólico. Los trastornos del ritmo cardiaco (arritmias, y en especial, la fibrilación auricular), la dilatación de las cavidades cardiacas o las alteraciones en las válvulas cardiacas, pueden ocasionar coágulos de sangre (trombos) en el interior del corazón. El trombo puede viajar a través de las arterias hasta el cerebro y una vez allí obstruir una de ellas y provocar un ictus. Se trata de ictus extensos debido a que los trombos cardiacos pueden ser de gran tamaño.
  • Ictus por otras causas poco frecuentes como una rotura de la pared de una arteria o disección arterial. Como consecuencia de esta rotura se produce un coágulo en el interior de la misma que puede interrumpir la circulación y provocar el ictus. La rotura puede ser espontánea, pero lo más habitual es que sea como consecuencia de un traumatismo.
  • Trombosis venosa cerebral. Aunque la mayoría de los ictus isquémicos se deben a la oclusión de una arteria, también puede formarse un trombo en las venas cerebrales. Problemas en el retorno de la sangre desde el cerebro pueden congestionar las venas y dificultar la irrigación de la zona. En ocasiones, también provoca la rotura del vaso sanguíneo y una hemorragia cerebral.
  • Ictus de causa indeterminada. En ocasiones, después de hacer un estudio completo, no se identifica de forma clara su causa. En estos casos se habla de ictus de causa indeterminada.

¿Cómo recuperarse de un ictus cerebral?

Ictus, colesterol y estatinas

Las cifras elevadas de colesterol (hipercolesterolemia) son uno de los factores favorecedores de la arteriosclerosis; una enfermedad crónica de las arterias que da lugar a trombosis en diferentes arterias, entre ellas las que aportan sangre al cerebro.

Algunos ictus se relacionan de forma clara con la trombosis de la pared de una arteria afectada por una placa de arteriosclerosis y, en estos casos, es especialmente importante controlar los diferentes factores favorecedores de la arteriosclerosis, entre ellos el colesterol.

En aquellos ictus relacionados con arteriosclerosis, también se suele recomendar la toma de unos fármacos conocidos como estatinas que han demostrado reducir el riesgo de padecer un nuevo ictus. Estos fármacos no solo ayudan a controlar los niveles de colesterol, sino que, además, tienen efectos antiinflamatorios y neuroprotectores.

En cualquier caso, no hay que olvidar que los hábitos de vida saludable, como una alimentación saludable y el ejercicio físico, ayudan a controlar los niveles de colesterol, y que los fármacos son un complemento a estas medidas.

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Estenosis carotidea

La arteriosclerosis de las arterias carótidas, encargadas de llevar la sangre desde el corazón hasta las arterias cerebrales, es una de las principales causas de ictus. A los pacientes con ictus y una estenosis u obstrucción importante (de forma habitual de más del 70%) se les suele intervenir para tratar la estenosis y reducir el riesgo de un nuevo ictus. Esta intervención puede realizarse mediante una cirugía, llamada endarterectomía, o con una intervención endovascular, que consiste en la dilatación de la estenosis y la colocación de una malla metálica.

Con frecuencia, la estenosis de la carótida se detecta en personas que no han tenido un ictus, cuando van a realizarse por ejemplo una ecografía antes de una cirugía cardiaca o durante un chequeo médico. A pesar de que hace años se intervenían este tipo de patologías, estudios recientes han demostrado que con los tratamientos médicos actuales (fármacos antiagregantes, estatinas, complementado con dieta y ejercicio físico) el riesgo de tener un ictus es mucho menor, por lo que la intervención no se indica, de forma general, en estos casos.

Causas del ictus hemorrágico o hemorragia cerebral

  • Presión arterial alta. La hipertensión arterial(valores superiores a 14/9) es una enfermedad crónica de las arterias que, no solo provoca su obstrucción, sino también su rotura, y puede causar hemorragias cerebrales. Estas hemorragias suelen aparecer en regiones profundas del cerebro.
  • Procesos degenerativos(angiopatía amiloide cerebral). Se trata de un proceso en el que una sustancia llamada amiloide se deposita en las arterias.  Es más frecuente en edades avanzadas y causa deterioro cognitivo y hemorragias cerebrales en zonas próximas a la superficie cerebral.
  • Hemorragias secundarias a malformaciones vasculares cerebrales.  Aunque son menos frecuentes, las hemorragias intracraneales pueden producirse por la rotura de vasos sanguíneos anormales.

Aneurismas cerebrales

Los aneurismas cerebrales son dilataciones de las arterias cerebrales causadas por debilidad de sus paredes. Normalmente, no provocan ningún síntoma, pero en caso de rotura pueden provocar una hemorragia subaracnoidea; un grave sangrado en el interior del cerebro y  que tiene una gran mortalidad. Con frecuencia, causa secuelas graves por lesión del cerebro.

Cuando ocurre una hemorragia subaracnoidea, se debe reparar el aneurisma, ya sea mediante una intervención endovascular o mediante cirugía, para evitar que el aneurisma vuelva a sangrar. Sin embargo, cada vez es más frecuente detectar aneurismas cerebrales por casualidad, en pruebas de imagen como el TC o la resonancia magnética cerebral realizadas por algún otro motivo. En esos casos se recomienda tratar el aneurisma para evitar una hemorragia subaracnoidea en las situaciones en que el riesgo del sangrado es mayor que el riesgo de una intervención sobre el aneurisma.

El factor de riesgo más importante en la rotura de un aneurisma es su tamaño, que aumenta de forma significativa a partir de los 7 mm. Otros factores que determinan el riesgo son la localización del aneurisma (los localizados en las arterias de la parte posterior del cerebro tienen mayor riesgo de rotura), el género (el riesgo es mayor en mujeres) y la edad (aunque el riesgo de rotura aumenta con la edad, en personas jóvenes hay un mayor riesgo acumulado de rotura a lo largo de su vida).

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Tanto si se decide tratar el aneurisma como si no, se deben controlar los factores que favorecen su rotura, como son la hipertensión arterial y el consumo de tabaco.

Foramen oval permeable

El foramen oval permeable es una comunicación entre las cavidades derechas y las izquierdas del corazón. Esta comunicación existe durante el desarrollo del feto y se cierra en el nacimiento. Sin embargo, queda abierta de forma parcial en más de una de cada cuatro personas.

El foramen oval permeable es frecuentemente asintomático y se descubre de forma casual con la realización de pruebas en las que se desconoce la causa del ictus y sin saber que el foramen oval es el responsable.

El problema del foramen oval permeable es que un trombo que de forma normal no llegaría a las arterias del cerebro, puede llegar a hacerlo. Es lo que se conoce como embolia paradójica. Por este motivo, en los casos en que se demuestra que un ictus ha ocurrido como consecuencia de una trombosis venosa, se investiga el motivo de esta trombosis.

En la mayoría de los casos no está indicado intervenir el foramen oval permeable, entre otros motivos porque este tipo de ictus tienen un riesgo muy bajo de repetirse. Sin embargo, la intervención podría ser beneficiosa en pacientes jóvenes con un foramen oval grande que han tenido un ictus y en los que se han descartado el resto de causas de ictus.

En los casos que se decide practicar una intervención, se accede al corazón a través de los vasos sanguíneos y se cierra el foramen oval permeable. A parte, se prescribe un tratamiento anticoagulante.

¿Cómo recuperarse de un ictus cerebral?

Síntomas después de un ictus cerebral

Una microembolia es una pequeña partícula, a menudo un coágulo de sangre, que queda atrapada mientras viaja por el torrente sanguíneo y puede causar una obstrucción en un vaso sanguíneo. Cuando se producen muchas de ellas en los vasos sanguíneos del cerebro, se conocen como microembolias cerebrales.

Un gran número de estas microembolias puede causar daños en forma de accidente isquémico transitorio (AIT), a veces denominado microstroke o «accidente cerebrovascular de advertencia». Mucho más preocupante, las microembolias frecuentes pueden indicar un alto riesgo de sufrir en el futuro una gran obstrucción (émbolo) o un ictus.

Un ictus se produce cuando un vaso sanguíneo que suministra sangre al cerebro se bloquea (ictus isquémico), tiene una fuga o estalla (ictus hemorrágico). Esta obstrucción del flujo sanguíneo daña, y finalmente mata, las células nerviosas de esa zona del cerebro. Como resultado, la parte del cuerpo controlada por la zona dañada del cerebro no puede funcionar correctamente.

Los resultados de algunas investigaciones sugieren que las microembolias cerebrales pueden causar problemas en la función cerebral, pero no está claro si esto se debe a los accidentes cerebrovasculares no detectados o a las microembolias por sí solas. Los síntomas incluyen:

Medicamentos tras el accidente cerebrovascular

Todos los materiales se adquirieron en empresas comerciales disponibles a través de sitios web.

Material para el reaprendizaje sensorial: El material utilizado para el entrenamiento de la discriminación táctil, es decir, tocar y explorar diferentes superficies y tejidos con uno o varios dedos, son pequeños objetos circulares de 3 cm de diámetro y dimensiones rectangulares de 5 × 3 cm a 12 × 8 cm. Se utilizan materiales lisos y rugosos, así como superficies y tejidos resbaladizos y no resbaladizos. Para examinar los objetos con toda la mano, se utilizan diferentes telas y materiales de 10 × 10 cm, como cuero, plástico, vellón, seda y red, de un tamaño de 8 × 8 cm (Fig. 2A).

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Reaprendizaje sensorial: El reaprendizaje sensorial comienza con los participantes sentados en una mesa en una posición ergonómica con los pies en el suelo y los brazos apoyados en la mesa. En primer lugar, los participantes examinan los objetos con la mano afectada detrás de una cortina sin ayuda de la visión. A continuación, examinan el objeto con la mano no afectada y, por último, lo examinan con la mano afectada mientras lo miran. Para aumentar la dificultad del entrenamiento, se incrementa gradualmente el número de objetos y se utilizan diversas rugosidades de las superficies y materiales de los objetos. Se anima a los participantes a concentrarse en su sensación y en las características de los objetos.

Posibilidades de recuperación del ictus cerebral

Predecir el resultado del ictus en una fase aguda es importante, pero sigue siendo difícil. Los vómitos son uno de los síntomas más comunes en los pacientes con ictus. El objetivo de este estudio es triple: en primer lugar, examinar el porcentaje de vómitos en cada una de las tres categorías principales de accidentes cerebrovasculares; en segundo lugar, investigar la asociación entre los vómitos y otras características y, en tercer lugar, determinar la correlación entre los vómitos y la mortalidad.

Se investigó la existencia o ausencia de vómitos en los pacientes con ictus de la cohorte de la prefectura de Kioto. Se compararon las características de los pacientes con y sin vómitos. Calculamos la HR de muerte en ambos tipos de pacientes, ajustada por edad, sexo, presión arterial, arritmia, consumo de tabaco y alcohol y paresia.

De los 1.968 pacientes con ictus confirmados, 1.349 (68,5%) tenían infarto cerebral (IC), 459 (23,3%) tenían hemorragia cerebral (CH) y 152 (7,7%) tenían hemorragia subaracnoidea (HSA). Se observaron vómitos en el 14,5% de todos los pacientes con ictus. Cuando se subdividió según el tipo de ictus, se observaron vómitos en el 8,7% de los casos de IC, el 23,7% de los de CH y el 36,8% de los de HSA. La HR para la muerte y el IC del 95% fueron 5,06 y 3,26 a 7,84 (p<0,001) cuando se consideraron todos los pacientes con ictus, 5,27 y 2,56 a 10,83 (p<0,001) en la IC, 2,82 y 1,33 a 5,99 (p=0,007) en la CH y 5,07 y 1,87 a 13,76 (p=0,001) en la HSA.

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